Hacía tiempo que queríamos hacer esta salida. Es una ruta clásica para los colmenareños que comunica Colmenar Viejo y Manzanares el Real a través de vías pecuarias, cañadas y caminos de servicio de fincas.
Aunque no es una ruta tremendamente espectacular en comparación con otras que transcurran por la zona, sí tiene un encanto especial. Fue una de mis primeras incursiones en el mundo de la bicicleta de montaña, una de esas salidas que te ayudan a construir el concepto de "Mountain bike" en la cabeza. Una ruta que cuenta con numerosos encantos ocultos que solo puedes apreciar cuando disfrutas de este maravilloso deporte. Algo más que una yuxtaposición de subidas, bajadas, trialeras, falso llano, vadeo de ríos... Es una salida completa, con todos los elementos propios de una ruta en condiciones. En nuestro argot la conocemos como “La de Manzanares”.
Para ser un lunes y encontrarnos en plena ola de calor sahariano la acogida fue buena. Juntamos un grupito de 6 de los cuales 3 somos habituales de este blog. Rubén, el creador, Javito, nuestro particular gurú de la sierra, profundo estudioso y en consecuencia conocedor de los caminos ciclables y no tanto al norte de Colmenar Viejo, y yo, David, firmante en otras ocasiones como Macanito.
Se apuntaron a esta vuelta varios amigos. Sergio, un auténtico deportista todoterreno que tan pronto sube Monte Perdido como se mira al espejo de un gimnasio mientras hace series con unas mancuernas. Josito, un devorador de kilómetros por carretera que todavía no sabe que su bici tiene plato pequeño. Por último, se estrenó con nosotros Tomás, en palabras de Javito, un “superdotado” de la MTB. Sobran los comentarios.
Salimos a eso de las 19:15, con el sol apretando de lo lindo en la nuca. Esta ruta se puede dividir en varias partes bien definidas, y esta primera, que baja hasta el paso del río Manzanares bajo la M-607 aproximadamente discurrió rápida y entretenida. Empezamos tomando la cañada de Guadalix, escenario de numerosos paseos cuando se acerca la primavera y el sol empieza a calentar los campos helados del invierno.
Antes de hacer 2 kilómetros giramos a la derecha coger el camino bajo de Cerceda donde, tras unos cientos de metros, comienza un entretenido descenso que nos lleva hasta la vía del tren que lleva a Soto del Real. Este descenso puede hacerse por dos vías. Bien por la pista normal (que no termina de perder su encanto pues se convierte en una bajada rápida y para nada monótona) o bien por una trialera señalizada como cañada que se puede coger a unos 3 kilómetros del inicio de la ruta y que hará las delicias de los más experimentados bajadores.
En cualquier caso, la bajada finaliza junto a la vía del tren, punto en el que es preciso girar a la derecha y, tras pasar dos verjas que dan paso a sendas fincas de ganado (y que conviene dejar cerradas), avanzaremos hasta un punto en el que cruzaremos la vía del tren para tomar el camino del Canal de Isabel II.
Tras 2 kilómetros aproximadamente, tomamos una pequeña senda que aparece a nuestra izquierda para salvar un pequeño montículo y caer en el camino que nos llevará hasta el puente sobre el río Manzanares que se encuentra bajo la M-607. A estas alturas de la salida en la que apenas habíamos dado pedales a algún borrico le había dado tiempo para romper la cadena. A su favor mencionaremos que tardó apenas 3 minutos en hacer la correspondiente reparación y reemprender la marcha. Una máquina del bricolaje.
La segunda parte de la ruta comienza con un mini repecho de fuerte pendiente que hace que te tengas de bajar de la bici. Es el toque de atención que nos da el camino para avisarnos de que comienza el ascenso, tendido pero largo, que nos llevará hasta una hermosa panorámica del pueblo de Manzanares el Real, con el castillo de los Mendoza en el centro. En esta subida es donde el sol hace sus mayores estragos. 6 kilómetros para arriba son muchos cuando la temperatura no baja de los 38 grados. Los toros también sufren los efectos del calor y se ahorran el esfuerzo de mirarnos cuando pasamos para no sudar.
Cuando ya giramos a la derecha y terminamos de subir la última rampa, no nos creemos la foto que tenemos delante: el embalse de Santillana, con Manzanares el Real detrás abrazando a su castillo y, por encima de ellos, el circo de piedra famoso tanto en los círculos montañeros de la comunidad de Madrid como entre los numerosos domingueros que vienen a echar el día al abrigo del calor: la Pedriza.
La comitiva se reagrupa para emprender un rápido descenso que nos llevará hasta el deseado “momento barrita”. Volvemos a encontrarnos con dos alternativas. La primera es la propia pista por la que circulamos, sembrada de tantas piedrecillas que la bici no para de vibrar en cuanto rebasa los 20 km/h. La otra es una divertida trialera que pasa entre árboles y finaliza con un tramo algo más complicado por las numerosas piedras sueltas que hay que saltar.
Ambos caminos nos llevan al puente sobre el embalse de Santillana que nos conduce, ya por carretera, hasta el centro de pueblo, lugar elegido para reponer fuerzas.
Después de observar y comentar las delicias de la zona y de reponer fuerzas, cogemos la carretera dirección Soto y Colmenar para, una vez pasada la gasolinera, tomar una senda que corre paralela a la carretera y junto al embalse y que nos hace disfrutar de algunos momentos tremendamente divertidos. A Josito le está gustando la ruta a pesar de sus reticencias a cambiar las series en bici de carretera por los cambios de ritmo de la MTB.
Una vez llegamos a la glorieta donde la carretera se bifurca hacia Soto por un lado y a Colmenar por otro, cogemos este último desvío para iniciar la parte más fea de la ruta, los 3 ó 4 kilómetros que discurren por asfalto hasta coger el carril bici Soto-Colmenar Viejo. Una vez allí, y haciendo gala de su poderío rodador, Tomás y Josito cogen la linde y llegan a Colmenar en un pis-pas. Los demás, más modestitos, vamos más relajados disfrutando del paisaje y de la puesta de sol.
Llegamos a nuestro destino donde nos esperan unas cervecitas fresquitas como premio al esfuerzo y, sobre todo, al enorme calor que pasamos a lo largo de toda la tarde.
Esta ruta tiene enormes posibilidades para alargarla y cambiar su trazado. Javito ya tiene proyectada una alternativa que dice es muy interesante y que evita el tramo de carretera por el que necesariamente pasamos. Otra opción consiste en ampliar la ruta por la Pedriza y por todas las posibilidades que ofrece.
Se puede consultar el track de la ruta en bikemap.
Hasta la próxima,
David
Aunque no es una ruta tremendamente espectacular en comparación con otras que transcurran por la zona, sí tiene un encanto especial. Fue una de mis primeras incursiones en el mundo de la bicicleta de montaña, una de esas salidas que te ayudan a construir el concepto de "Mountain bike" en la cabeza. Una ruta que cuenta con numerosos encantos ocultos que solo puedes apreciar cuando disfrutas de este maravilloso deporte. Algo más que una yuxtaposición de subidas, bajadas, trialeras, falso llano, vadeo de ríos... Es una salida completa, con todos los elementos propios de una ruta en condiciones. En nuestro argot la conocemos como “La de Manzanares”.
Para ser un lunes y encontrarnos en plena ola de calor sahariano la acogida fue buena. Juntamos un grupito de 6 de los cuales 3 somos habituales de este blog. Rubén, el creador, Javito, nuestro particular gurú de la sierra, profundo estudioso y en consecuencia conocedor de los caminos ciclables y no tanto al norte de Colmenar Viejo, y yo, David, firmante en otras ocasiones como Macanito.
Se apuntaron a esta vuelta varios amigos. Sergio, un auténtico deportista todoterreno que tan pronto sube Monte Perdido como se mira al espejo de un gimnasio mientras hace series con unas mancuernas. Josito, un devorador de kilómetros por carretera que todavía no sabe que su bici tiene plato pequeño. Por último, se estrenó con nosotros Tomás, en palabras de Javito, un “superdotado” de la MTB. Sobran los comentarios.
Salimos a eso de las 19:15, con el sol apretando de lo lindo en la nuca. Esta ruta se puede dividir en varias partes bien definidas, y esta primera, que baja hasta el paso del río Manzanares bajo la M-607 aproximadamente discurrió rápida y entretenida. Empezamos tomando la cañada de Guadalix, escenario de numerosos paseos cuando se acerca la primavera y el sol empieza a calentar los campos helados del invierno.
Antes de hacer 2 kilómetros giramos a la derecha coger el camino bajo de Cerceda donde, tras unos cientos de metros, comienza un entretenido descenso que nos lleva hasta la vía del tren que lleva a Soto del Real. Este descenso puede hacerse por dos vías. Bien por la pista normal (que no termina de perder su encanto pues se convierte en una bajada rápida y para nada monótona) o bien por una trialera señalizada como cañada que se puede coger a unos 3 kilómetros del inicio de la ruta y que hará las delicias de los más experimentados bajadores.
En cualquier caso, la bajada finaliza junto a la vía del tren, punto en el que es preciso girar a la derecha y, tras pasar dos verjas que dan paso a sendas fincas de ganado (y que conviene dejar cerradas), avanzaremos hasta un punto en el que cruzaremos la vía del tren para tomar el camino del Canal de Isabel II.
Tras 2 kilómetros aproximadamente, tomamos una pequeña senda que aparece a nuestra izquierda para salvar un pequeño montículo y caer en el camino que nos llevará hasta el puente sobre el río Manzanares que se encuentra bajo la M-607. A estas alturas de la salida en la que apenas habíamos dado pedales a algún borrico le había dado tiempo para romper la cadena. A su favor mencionaremos que tardó apenas 3 minutos en hacer la correspondiente reparación y reemprender la marcha. Una máquina del bricolaje.
La segunda parte de la ruta comienza con un mini repecho de fuerte pendiente que hace que te tengas de bajar de la bici. Es el toque de atención que nos da el camino para avisarnos de que comienza el ascenso, tendido pero largo, que nos llevará hasta una hermosa panorámica del pueblo de Manzanares el Real, con el castillo de los Mendoza en el centro. En esta subida es donde el sol hace sus mayores estragos. 6 kilómetros para arriba son muchos cuando la temperatura no baja de los 38 grados. Los toros también sufren los efectos del calor y se ahorran el esfuerzo de mirarnos cuando pasamos para no sudar.
Cuando ya giramos a la derecha y terminamos de subir la última rampa, no nos creemos la foto que tenemos delante: el embalse de Santillana, con Manzanares el Real detrás abrazando a su castillo y, por encima de ellos, el circo de piedra famoso tanto en los círculos montañeros de la comunidad de Madrid como entre los numerosos domingueros que vienen a echar el día al abrigo del calor: la Pedriza.
La comitiva se reagrupa para emprender un rápido descenso que nos llevará hasta el deseado “momento barrita”. Volvemos a encontrarnos con dos alternativas. La primera es la propia pista por la que circulamos, sembrada de tantas piedrecillas que la bici no para de vibrar en cuanto rebasa los 20 km/h. La otra es una divertida trialera que pasa entre árboles y finaliza con un tramo algo más complicado por las numerosas piedras sueltas que hay que saltar.
Ambos caminos nos llevan al puente sobre el embalse de Santillana que nos conduce, ya por carretera, hasta el centro de pueblo, lugar elegido para reponer fuerzas.
Después de observar y comentar las delicias de la zona y de reponer fuerzas, cogemos la carretera dirección Soto y Colmenar para, una vez pasada la gasolinera, tomar una senda que corre paralela a la carretera y junto al embalse y que nos hace disfrutar de algunos momentos tremendamente divertidos. A Josito le está gustando la ruta a pesar de sus reticencias a cambiar las series en bici de carretera por los cambios de ritmo de la MTB.
Una vez llegamos a la glorieta donde la carretera se bifurca hacia Soto por un lado y a Colmenar por otro, cogemos este último desvío para iniciar la parte más fea de la ruta, los 3 ó 4 kilómetros que discurren por asfalto hasta coger el carril bici Soto-Colmenar Viejo. Una vez allí, y haciendo gala de su poderío rodador, Tomás y Josito cogen la linde y llegan a Colmenar en un pis-pas. Los demás, más modestitos, vamos más relajados disfrutando del paisaje y de la puesta de sol.
Llegamos a nuestro destino donde nos esperan unas cervecitas fresquitas como premio al esfuerzo y, sobre todo, al enorme calor que pasamos a lo largo de toda la tarde.
Esta ruta tiene enormes posibilidades para alargarla y cambiar su trazado. Javito ya tiene proyectada una alternativa que dice es muy interesante y que evita el tramo de carretera por el que necesariamente pasamos. Otra opción consiste en ampliar la ruta por la Pedriza y por todas las posibilidades que ofrece.
Se puede consultar el track de la ruta en bikemap.
Hasta la próxima,
David
