25 de julio. Descenso del río Zujar.

Esta vez y, que sirva de precedente, hemos cambiado de deporte. Como el objetivo es estar en contacto con la naturaleza y divertirnos la aire libre, ¿Qué importa la actividad?, sobre todo si es refrescante, teniendo en cuenta los cuarenta grados que nos acompañaron todo el fin de semana.

Con este calor insoportable, hemos aparcado las bicicletas y hemos organizado un fin de semana pueblerino-familiar (sin ofender). Vamos a realizar un descenso en canoa por el cauce del río Zújar. Seguramente solo recuerden este río los que sacaron un 10 en geografía en la EGB (creo que en el plan nuevo no hay geografía...). Es un afluente del Guadiana que atraviesa las provincias de Córdoba y Badajoz. Badajoz, esa provincia que necesita tanto un buen eslogan, por lo menos tan bueno como el de "Teruel existe".

Gracias a SERTUR hemos podido realizar esta actividad. Son una empresa de actividades en la naturaleza que aprovecha las aguas del Zújar en su paso por la región de la Serena, en Badajoz.

Hemos quedado a las 10.00 bajo la presa de la Serena. Se accede desde Cabeza del Buey, el pueblo de nuestra familia, a través de la carretera de la golondrina, famosa por sus veintitantos kilómetros de recta.

Tras las presentaciones nos dan una pequeña clase práctica y de seguridad, me recordaba el monitor a las azafatas de los aviones, no ví a nadie mirando las indicaciones...

Un poco de espera en el embarcadero y, al agua. Lo fría que está el agua bajo la presa de un pantano, menos mal que hace un calor de morirse.

El descenso tiene un recorrido de unos 8 kilómetros, desde el pié de presa de la Serena hasta el primer puente que cruza el río, en la carretera entre Campanario y Orellana la Vieja. El río discurre por la región de la Serena (y tanto), un terreno llano, árido y pizarroso donde solo sobreviven las ovejas merinas y algún que otro lagarto.

El descenso en sí es muy sencillo, acto para todos los públicos, con un par de tramos más o menos rápidos en función del agua que suelten de la presa.

A mitad de camino realizamos una parada que el monitor aprovecha para contarnos como funcionaba un antiguo molino que SERTUR se ha encargado de restaurar.



También es el momento del bocata que han traído en los coches de apoyo. Esta parte de las indicaciones nos la hemos perdido y no hemos echado avituallamiento, así que para no oler los bocatas de lomo y tortilla nos acercamos a un cerrillo para echar unas fotos desde otra perspectiva.



El terreno es seco y duro como pocos pero el río y su orilla son un oasis para el bosque de rivera y una cantidad enorme de aves acuáticas que echan a volar a medida que vamos molestándolas con las paladas y las voces. Podemos ver cigüeñas, garzas reales, garcetas, etc., por algo ha sido declarada zona de especial protección para las aves (ZEPA)

El calor achucha y, como rápidos, rápidos, no hay, tenemos que hacer un esfuerzo para volcar las canoas, el cámara, por suerte se salva del hundimiento.



Casi al final del recorrido tenemos una agradable sorpresa, un tramo estrecho donde la velocidad aumenta, remando entre juncos y vegetación de rivera. Además, las curvas hacen que parezca que te has quedado solo en el río. Lástima que el timonel no sea más que un grumete de agua dulce...



Tras tres horas remando y con un sol que roza con lo insano terminamos el descenso, solo queda pasar un rato apretados en el todoterreno y llegar a los merenderos donde nos espera la tortillada, que ya tenemos más hambre que Carpanta...

Hemos pasado un día muy bueno, hemos conseguido engañar un buen rato al calor sofocante que hace por estos lares, hemos hecho algo de deporte y nos hemos ganado una buena comilona campera y una cerveza fresquita, teniendo en cuenta las opciones de ocio que hay por aquí, el día ha sido de lo más completo. A ver cuando juntamos un grupo más numeroso y repetimos, que merece la pena.



Bikeabrazos desde Extremadura.