sábado, 6 de agosto de 2011

Lué-Colunga-La Isla. Asturias

Otro verano de vacaciones al norte y, como no, echamos las burras al maletero aunque dentro del coche no quepa un alfiler.

He preparado un buen montón de rutas en Asturias y Cantabria pero, habrá que ser realista conformarse con dos o tres paseos, que las vacaciones son para todos. Y por decirlo de alguna manera, no hemos preparado bien la temporada...

Hemos desembarcado en Colunga, en la región de la sidra, de hecho estamos en una casa rural dentro de un pomar, más auténtico ya no se puede. Un alojamiento muy recomendable y del que hemos salido encantados, no acostumbro pero dejo el enlace, casa rural la cantera

Aprovechamos una mañana perezosa y nublada para madrugar y hacer la primera salida. Después de un día entero lloviendo parece que, aunque el día está cerrado, no lloverá de momento, aunque aquí nunca se sabe.

La intención es hacer un recorrido cicloturista por las playas de los contornos. En primer lugar nos dirigimos a la playa de Colunga pero en lugar de bajar al pueblo aprovecharemos que estamos a unos 100 metros en Lué, aldea que pertenece a Colunga. Una pista conecta este barrio con el cerro del Museo Jurásico de Colunga.

Primeros cien metros de pista y ya estamos de barro hasta las orejas, desde que hemos llegado no ha fallado ni una noche sin su chaparrón, hasta los de por aquí se quejan del veranito que está haciendo.

Llegamos al MUJA y después de una foto de rigor con el T-Rex pisándonos los talones y disfrutar de las vistas, continuamos.


martes, 5 de julio de 2011

Tres Cantos-Leganés, por el Pardo

Llevo bastante tiempo dándole vueltas, paso a diario por la M-40 y veo, después de los túneles del Pardo, mirando hacia la sierra, un terreno enorme hasta donde empieza la valla del Pardo. Y ahora que he empezado a ir al trabajo en tren he visto una senda, entre la vía y la valla del Pardo, que tengo que probar. Se me van acumulando las ideas, tengo ganas de bajar desde Tres Cantos a Leganés, pero evitando el carril bici, al menos en todo el tramo norte.

Como la ocasión la pintan calva y cada vez tengo menos ocasiones para coger la bici, aprovecho que estoy de rodriguez y que curro el finde, para organizar la excursión. Y como no podía ser el día perfecto, salgo del curro a las cinco de la tarde con 36ºC a la sombra y un viento del oeste bastante fuerte que me va a dar la tarde.

Acompañado por las miradas condescendientes y las palmaditas en la espalda de los compañeros del curro, me preparo para pasar la tarde al sol.

Cruzo Tres Cantos por el parque central para aliviar el calor del asfalto y cruzo el carril bici de Colmenar, hasta el Goloso voy a tomar una pista paralela al carril y a la nueva vía del AVE.

Pasada la estación del Goloso, a través de un paso sobre el tunel se accede a una de las puertas de la finca del Pardo y a la senda que me llama por las mañanas cuando subo en tren, en realidad es el camino de Santiago en el tramo Madrid-Sahagún.

Una senda muy, pero que muy técnica. Algunos tramos divertidos entre encinas que cada vez se complican más hasta ser inviables, por las pendientes y por las enormes roderas. Al final paso más tiempo con la bici a cuestas que pedeleando. Esto, además del cansancio, hace que pierda una hora en hacer apenas 10 kilómetros.

Finalmente, salgo de nuevo a una pista ancha que viene directamente del carril bici (a la altura de la clínica SEAR) y que continúa paralela a la valla del Pardo, hacia los túneles del mismo nombre.

La imagen es curiosa, mirando a la derecha un frondoso bosque mediterráneo de encinas y alcornoques y a la derecha el "Sky line" que nos regaló Florentino.

Después de un par de sorpresas provocadas por la cantidad de caminos casi paralelos y las dichosas tapias que abundan en el camino, consigo llegar al camino que me permitirá cruzar los túneles del Pardo. Aprovecho para hacer una paradita y comprobar lo que ya me pareció ver en el Google earth, los túneles no se hicieron para proteger el Pardo, se hicieron, más bien, para no cargarse un campo de golf enorme que ocupa casi todo el espacio.

Desde aquí, una fuerte bajada con cierto riesgo para volver a la civilización y tomar el anillo verde ciclista en dirección a la Casa de Campo. Mi intención era volver a casa por Pozuelo pero al salir de la casa de campo decidí tomar el carril bici a casa que las piernas no daban para mucho más.

Tenía muchas ganas de hacer esta salida y no me ha defraudado, hablo de la primera parte, del anillo y la casa de campo, no tengo nada que decir.

Otra cosa que he podido ver. Modificando un poco la ruta, se puede hacer la "Ruta de las Tapias", puedes cruzar Madrid siempre pegado a un muro de ladrillos. Desde Tres Cantos con el Soto de viñuelas, El Pardo, El campo de golf de El Pardo, el campo de Puerta de Hierro por el anillo ciclista, la tapia de Somosaguas en la Casa de Campo. ¡¡Que pena!!




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Como siempre que salgo solo, espero mejor compañía para la próxima, y que sea en breve...

Bikeabrazos para todos.

domingo, 17 de abril de 2011

Arroyomolinos-Carranque.

El último día que nos vimos para dar unas pedaladas hacía un tiempo de perros, era mediados de enero. Fue la primera toma de contacto del año y Angel y Lupe ya estaban pensando en preparar el camino de Santiago. Después de algunas salidas sin más interés que el de mantener las piernas en forma, hoy hemos organizado una salida que, según todos ha superado las expectativas, aunque cada uno por un motivo. Así que aquí estamos los cuatro de la última vez, Sergio, Ángel, Lupe (y sus calas) y yo mismo.

Ángel nos propuso volver a Arroyomolinos y, para no repetirnos he modificado unas rutas de Wikiloc para hacer una a nuestra medida.

Salimos del pueblo, aunque son más de las diez parece mucho más temprano, la gente todavía se está desperezando y solo vemos a algún "madrugador" tirando la basura o paseando al perro.

Como en otras ocasiones cruzamos Arroyomolinos de la mejor manera posible para tomar la carretera que cruza la R-5 y que nos llevará a las urbanizaciones y Coto Redondo y Monte Rozas. En lugar de seguir la carretera tomamos una pista que sale a la derecha, mucho más apetecible y con un repecho que te hace entrar en calor.

Frente a nosotros tenemos Monte Batres, una pequeña isla de vegetación mediterránea que algunos adinerados hace tiempo descubrieron y colonizaron. Ofrece mucha diversión para los que nos gusta la bici, pista, senda, trialeras muy técnicas y una buena subida tendida y variada en sentido contrario al nuestro. Estas características también generan una gran afluencia de ciclistas, pocos sitios como este quedan en el sur.

Descendemos hacia el sur hasta encontrarnos con la M-404, la atravesamos y nos dirigimos por terreno inexplorado hacia Batres pueblo.

La primera sorpresa acaba siendo algo desagradable, tenemos que vadear un arroyo poca agua pero mucha arena acumulada, más una fuerte pendiente de salida. Cuando parece superado y esperamos pose de Lupe para hacer la foto de rigor, se le engancha la cala en el arenero de salida y se topa con el manillar en todo el ojo. Las gafas le salvan casi todo el golpe pero el moratón no se lo quita nadie.

Unos ajustes al freno trasero que ha salido también mal parado del trance y continuamos, en frío tenemos ahora que enfrentarnos al repecho más duro de toda la salida, no hemos tenido largas subidas y el desnivel acumulado no ha sido demasiado pero estos repechos se hacen muy duros.

Dirección Batres aún nos queda el tramo más técnico, una trialera muy deteriorada por el agua que nos obliga, muy a nuestro pesar, a echar pie a tierra. La próxima no nos pillará desprevenidos.


Con el castillo de Batres en el horizonte, sin hacerle demasiado caso, seguimos ruta dirección al parque arqueológico de Carranque.

Desde la salida de Batres el camino está bien indicado, asfalto y pista arreglada nos permiten recuperarnos para llegar a los cerros que anteceden al parque arqueológico.

Fotito "pecho palomo" para enseñar a los nietos y arrancamos el descenso.

Una bajada muy divertida por la cuerda del cerro termina en una rampa que Angel y Lupe prefieren hacer a pie, que quieren llegar enteros al camino de Santiago.

Parada y fonda en el aparcamiento del Parque, que en el merendero del arroyo las aguas fétidas nos van a indigestar las barritas. Valoramos fuerzas y nos decidimos por seguir la ruta, a priori más corta que nos lleva paralelos al arroyo por un precioso pinar, lástima del olor.

Y desde aquí a casa nada más digno de mención, un par de errores de ruta, un camino que ya no existe y nos hizo dar un buen rodeo y las calas de Lupe que se encargaron de dejarle los codos y las rodillas como a un crío de 5 años después de una tarde de parque...

Bueno, para los morbosos, algo más si pasó. En uno de los atajos planificados, en unos metros, la ancha pista se transformó en un montón de roderas de considerable profundidad. Esto, unido a la pendiente descendente y a la emoción de Sergio por aprender a volar, formaron un cóctel que no podía terminar bien. Dos vueltas de campana con doble tirabuzón, con apoyo en hombro y casco (que buenos eran los cascos de los 90) y, milagrosamente, un raspón, un mallot roto y un pequeño mareo al incorporarse.

Ni las roderas, ni las calas han podido con nosotros ni con las ganas de volver a quedar otro día para repetir la experiencia. Al menos eso decíamos mientras degustábamos las viandas que Lupe había dejado preparadas del día anterior, ¡¡¡madre mía, que empanada!!!




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domingo, 27 de marzo de 2011

Domingo en Polvoranca.

Llevo ya un par de fines de semana esperando un día de buen tiempo, y el pasado, que prometía, nos vamos a Jaén a hincharnos a tapas y cerveza (no es una crítica, por supuesto).

Así que no he podido esperar más, Maldonado había predicho un fin de semana encapotado y ventoso pero, con buen abrigo y muchas ganas por fin nos vamos de estreno.

El sábado, los preparativos, no podía fallar nada, cualquier error de instalación o accidente, por muy leve que fuese, me podía costar infinitos "bonobicis".

El resultado, uno de los mejores días de bici, estreno compañero, que la compañera repite. Esta vez, por ser la primera la ruta va a ser corta, el tiempo es fresco así que será un paseito para ver como andamos de forma y ganas.

El principio no es fácil, nunca lo es, pero pasado el trauma del casco todo va sobre ruedas, Saúl se rie y señala todo lo que pasa por delante, y va volviendo loco a todo el mundo con el timbre que lleva a su lado.

Después de 4 o 5 kilómetros nos volvemos a casa que las manos están heladas y la nariz colorada.


Y hasta aquí podemos leer... bueno escribir. Últimamente, por distintas circunstancias no llevo el blog al día, y no es por no escribir, es por no coger la bici. Espero que retomemos la afición que con estos días largos parece que apetece. Y si no, ya me he echado un compañero de fatigas.

Bikeabrazos para todos y espero que nos veamos pronto.